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Desordenada Habitación

En medio del mar

En medio del mar Bajas a menudo al mundo real para ver si todo ha cambiado y lo que te encuentras en el camino son rostros extraños y vacíos. En ocasiones he creído distinguir, a lo lejos, en el callejón que se abre ante mí, un cara distinta. Una chica. Alguien que me hacía sentir bien en medio del caos y de la desesperación de estar solo.

Siempre la miro a los ojos y me pregunto qué ocurriría si me parara a hablar con ella, y me doy cuenta de que también ella me mira en medio de ese mar de desconocidos que deambulan a nuestro alrededor. Sonríe y clava su mirada en mi alma. Me siento igual de perdido que ella, pero mi angustia es mayor porque no sé cuando se acabará esto. El silencio se hace cada vez más poderoso y más denso el ambiente que nos rodea, pero nuestros ojos nunca se separan. La sensación de agobio me abruma. Ahora quiero llegar hasta ella pero no puedo moverme. Estoy en medio de la nada y atrapado por todo.
De repente, voces, ruidos, caras, figuras, se mueven caóticas en mis pupilas sin poder detenerlas y la pierdo de vista. El callejón ahora está solo y más oscuro que nunca.

No encuentro la salida. No vislumbro el final de mi agonía. Me ahogo. Esas caras grises se multiplican y me miran sin vida en sus ojos. Me traspasan y me hieren. ¿Dónde está ella? No lo sé.

La oscuridad se extiende, y, de repente, su luz aparece inconfundible. Me inunda un sentimiento de alegría que me corta la respiración, y cuando voy a gritar se apaga, y su rostro se vuelve gris al tiempo que exclamo su soñado nombre. Sus ojos se desdibujan en medio de la masa y el olvido la envuelve hasta que la pierdo de vista.

FOTOGRAFÍA
Chemantón, Sapo, Bender Defender, Gustavo, Cesitar y Pablo en Elektra, Otoño de 2001
Escuchad lo último de Avril Lavigne. Es digno del M Pudro 2004.

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