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Desordenada Habitación

Nada de esto fue un error

Nada de esto fue un error La última semana –justo el tiempo que me he pasado sin escribir en este blog- ha sido una verdadera locura. Cada día me queda más claro que estoy perdiendo el control total sobre cualquiera de mis acciones, por triviales que parezcan. Pase lo que pase y haga lo que haga termino metido en alguna situación extremadamente peligrosa para mi salud mental.
Creo que los únicos momentos en los que me he sentido más tranquilo han sido los que he pasado con mi amigo Golfo en La Lupe (sábado día 1 de madrugada), cuando empezamos a hablar de la vida y sus azares. Es una pena, porque se va mañana por la mañana a Braga, y tardaré en verle (o a lo mejor no).
Lo cierto es que ya nada importa en mi vida personal, porque si había pocas cosas normales en ella, esta semana se han ido todas a la puta mierda. Pilares de años se han caído como hojas caducas en otoño, y lo que antes creí con todas mis fuerzas, ahora no tiene el menor de los sentidos.
Conozco a gente que habla de madurar. Conozco a gente que habla de normalizarse. Conozco a gente que se deja llevar en todo momento por un solo sentimiento, sea el que sea. Y también conozco a gente que se resigna. De todos estos tipos de personas, tal vez me siento identificado con aquellos que aún creen que se pueden hacer grandes cosas sin dejar de lado los sueños que se tienen. Hay gente que piensa que debemos madurar, pero ¿qué es madurar? Mi amigo Michel dice que hay que comenzar a llevar la vida que se debe como tíos de 26 años que somos. Llara habla de centrarse. Otros hablan de entender que las cosas son como son y que hay que tirar para delante. Yo no tengo ni idea de lo que puede significar la palabra madurar, pero si es algo relacionado con las responsabilidades u obligaciones, yo tengo bastantes y creo que cumplo bien con ellas. No entiendo eso de madura, eso no se puede hacer, o eso no se puede conseguir. No lo entiendo.
Estaré más loco que el tato, pero no sé. Creo que en el fondo sigo creyendo en eso que el Kukismo defiende, y es aquello de: “Sapo, pase lo que pase...” Para quiénes sepan qué es esta frase, simplemente decir que significa el seguir creyendo, y renunciar a ella, dejar de soñar.

FOTOGRAFÍA
Kuko, Sapo, Golfo, Castillo, Casas y Ezequiel en Cáceres, en el campamento de verano de la CAM durante 1995

2 comentarios

chema -

y si levantó del pasto verde del pryca y alzó la voz. el profeta dijo en su décima expresión: pase lo que pase...

Peter Pan -

¡Yo creo en las Hadas! ¡Yo creo! ¡Sí, creo!