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Desordenada Habitación

Insomnio

Insomnio Cuando comenzó el año 2004 nunca pensé que las cosas pudieran llevarme directamente hacia un agujero tan profundo como el que ahora me mantiene oculto a la luz. Finalizó 2003 y con él quise que acabara mi dependencia de aquella con la que creí encontrar la paz, y que, al final, no me ofreció siquiera un momento de felicidad real, porque si alguna vez lo hizo, se encargó de eliminarlos con sus duras palabras.
Finalizó 2003 y con él un año horrible si no fuera por la compañía, día tras día, de dos de las personas más complementarias a mi personalidad que he conocido -Gracias Sres. Álvarez y Losada-. Terminó 2003, pero todo, todo lo realmente doloroso, sigue aquí dentro.
Lo peor de todo es saber que las cosas pasan y el tiempo también, y ver que cuando vas a la cama, cuando estás realmente sólo contigo mismo, te sientes en el mismísimo infierno. A veces me siento como el pobre hombre de La Milla Verde, sin poder alcanzar la paz interior. Lo triste es que mi quemazón interior no se debe a temas tan trascendentales como el suyo, sino a puro egoísmo personal.
Hace mucho, tal vez demasiado, que no duermo tranquilo. No concilio el sueño con naturalidad. No soy capaz de evadirme de la realidad. Cuando era pequeño podía pensar en cualquier cosa. Podía huir a mi refugio. Ahora no soy capaz de escapar de las sombras que me agobian sin cesar.

FOTOGRAFÍA
Sapo y Alvarito alias "Hugo" en el acuario de La Roselle (Marzo 2004)

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