Diciembre
Dos meses y medio después de la última vez que pasé por aquí las cosas han dado algún que otro giro inesperado. ¡Qué cosas! Ese 13 de septiembre escribí que tenía muchas ganas de ver cómo afectaba a mi vida el nuevo trabajo, que el día 15 de ese mismo mes pasaría algo realmente importante, que intentaría ordenar mi habitación, mi alma, mi cabeza. Pues bien, las cosas no han ocurrido ni de lejos como yo había pensado.
Esta semana ha sido el punto culminante a dos meses de decadencia absoluta y de caída libre. En tan solo siete días han muerto los padres de dos amigas. Dos personas que, a pesar del tiempo y la distancia, han estado presentes en mi vida. En siete días otra amiga, mi primer amor, ha llorado en mi hombro desesperada por la vida. Una semana en la que me propuse despertar de una pesadilla en la que creí estar viviendo y me encontré de bruces con otra cosa mucho peor: la realidad.
¿Qué cojones está pasando a mi alrededor?¿Por qué cada vez que quiero arreglar las cosas termino hecho polvo? No entiendo nada.
Comienza diciembre y adivino treinta eternos días en los que poco o nada cambiará, salvo el el color del cielo para decirme que pasan los días y yo sigo aquí, sin encontrar siquiera un resquicio entre tanta desesperación.
¿Qué va a pasar cuándo llegue enero?¿Voy a poder escapar?¿Debo?¿Debería quedarme y luchar?¿Perderé todo y a todos los que aún están a mi lado?
Echo de menos ver a Oli, Alberto y a Juanvi los domingos por la mañana en el Camuñas. Echo en falta las llamadas de Lidia a las tantas de las noches de los sábados. Añoro poder sentarme en la hierba después comer con Chema, Llara o con quien fuera que nos venía a buscar a Recoletos. Echo de menos saber en qué hora vivo, saber que los días tienen 24 horas y no 35, saber que puedo hacer muchas más cosas aparte de escribir sobre Dios sabe qué.
Me siento metido en un gran torbellino del que no sé su punto final, su vórtice, su base. Sólo soy capaz de percibir que pasa el tiempo, los días, los meses (ya han pasado tres meses desde que dejamos GU y tuGUeb.com para venirnos al Qué!) y que estamos casi peor que al principio. Los días comienzan y terminan sin una frontera determinada, y he terminado por perder el sentido del tiempo.
Lo peor de todo es que mires donde mires, todo es un caos. Todos los que me ven de vez en cuando lo saben. Ni la empresa creo que sabe la dimenzión de lo que está montando. Creí que venía a aprender de grandes profesionales y resulta que somos cinco tíos los que estamos sacando esto adelante haciendo miles de labores que ni siquiera nos competen por el cargo.
Todo esto me está dejando KO. Esto y todo lo que tiene que ver, como siempre, con mi vida personal. A mis amigos de toda la vida no les veo. No sé nada de ellos salvo por lo que me llega de vez en cuando de boca de Alberto o Rober, o de los momentos en los que Oli y yo nos encontramos en el MSN. Victor y Juan vuelven en unos días después de sus periplos por el extranjero y no sé cuándo voy a poder verles. Polo ha regresado de Barcelona y le he visto dos veces. Yola se va a vivir a Oviedo y no voy a poder despdirme. Una locura.
De las mujeres ni hablo. Sólo Chema y unos pocos saben lo que de verdad ha estado pasando en estos dos meses, y todos los eventos que han sacudido mi vida sentimentalmente hablando. Todos ellos me dicen que deje de mirar atrás, pero...bueno, ya sabéis que me es imposible.
No sé cómo voy a recuperar las riendas de mi vida, pero algo tengo que hacer y rápido, antes de que me vuelva loco.
FOTOGRAFÍA
Llanes, Semana Santa 2004
Esta semana ha sido el punto culminante a dos meses de decadencia absoluta y de caída libre. En tan solo siete días han muerto los padres de dos amigas. Dos personas que, a pesar del tiempo y la distancia, han estado presentes en mi vida. En siete días otra amiga, mi primer amor, ha llorado en mi hombro desesperada por la vida. Una semana en la que me propuse despertar de una pesadilla en la que creí estar viviendo y me encontré de bruces con otra cosa mucho peor: la realidad.
¿Qué cojones está pasando a mi alrededor?¿Por qué cada vez que quiero arreglar las cosas termino hecho polvo? No entiendo nada.
Comienza diciembre y adivino treinta eternos días en los que poco o nada cambiará, salvo el el color del cielo para decirme que pasan los días y yo sigo aquí, sin encontrar siquiera un resquicio entre tanta desesperación.
¿Qué va a pasar cuándo llegue enero?¿Voy a poder escapar?¿Debo?¿Debería quedarme y luchar?¿Perderé todo y a todos los que aún están a mi lado?
Echo de menos ver a Oli, Alberto y a Juanvi los domingos por la mañana en el Camuñas. Echo en falta las llamadas de Lidia a las tantas de las noches de los sábados. Añoro poder sentarme en la hierba después comer con Chema, Llara o con quien fuera que nos venía a buscar a Recoletos. Echo de menos saber en qué hora vivo, saber que los días tienen 24 horas y no 35, saber que puedo hacer muchas más cosas aparte de escribir sobre Dios sabe qué.
Me siento metido en un gran torbellino del que no sé su punto final, su vórtice, su base. Sólo soy capaz de percibir que pasa el tiempo, los días, los meses (ya han pasado tres meses desde que dejamos GU y tuGUeb.com para venirnos al Qué!) y que estamos casi peor que al principio. Los días comienzan y terminan sin una frontera determinada, y he terminado por perder el sentido del tiempo.
Lo peor de todo es que mires donde mires, todo es un caos. Todos los que me ven de vez en cuando lo saben. Ni la empresa creo que sabe la dimenzión de lo que está montando. Creí que venía a aprender de grandes profesionales y resulta que somos cinco tíos los que estamos sacando esto adelante haciendo miles de labores que ni siquiera nos competen por el cargo.
Todo esto me está dejando KO. Esto y todo lo que tiene que ver, como siempre, con mi vida personal. A mis amigos de toda la vida no les veo. No sé nada de ellos salvo por lo que me llega de vez en cuando de boca de Alberto o Rober, o de los momentos en los que Oli y yo nos encontramos en el MSN. Victor y Juan vuelven en unos días después de sus periplos por el extranjero y no sé cuándo voy a poder verles. Polo ha regresado de Barcelona y le he visto dos veces. Yola se va a vivir a Oviedo y no voy a poder despdirme. Una locura.
De las mujeres ni hablo. Sólo Chema y unos pocos saben lo que de verdad ha estado pasando en estos dos meses, y todos los eventos que han sacudido mi vida sentimentalmente hablando. Todos ellos me dicen que deje de mirar atrás, pero...bueno, ya sabéis que me es imposible.
No sé cómo voy a recuperar las riendas de mi vida, pero algo tengo que hacer y rápido, antes de que me vuelva loco.
FOTOGRAFÍA
Llanes, Semana Santa 2004
4 comentarios
Lidia A. -
chema -
(sabes que lo sabes) que me doleria no tenerte los sabados a mediodia, los domingos por la mañana o los jueves de madrugada... lo sabes. Sabes que el guión de mi película tendría que girar de nuevo para encontrarme contigo allí... y eso cuesta mucha pasta! Desesperarte es lo que queria Jerry con esta fase transitoria de la peli... ahora la decisión está entre si te vas a tirar por el camino del exceso o por el de la huida... por cierto, hay 11mil federeados en españa... y 168 clubes ;)
chema -
Lidia A. -
Hablamos, guapo. Millones de besos!!!!!!
MUAAAAAAACCCCKKKKKSSSSSS!!!!