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Desordenada Habitación

Normalización

Normalización Nunca me he considerado un buen periodista, ni un buen estudiante, ni buen escritor, ni nada parecido. Ni siquiera sabría decir a ciencia cierta cuál es mi mayor virtud, porque la mayor parte de mi vida, tanto para mi familia y amigos, e incluso para mí mismo, se encuentra oculta tras un manto de niebla estratégicamente situado. No sé si lo hago a propósito o simplemente es que soy así. Como decía, no me considero un gran comunicador. Tampoco un buen contador de historias, pero hoy tengo el deseo irrefrenable de escribir sobre cómo me siento.
Acabo de llegar a casa tras una agradable noche con dos amigos. Cena y cine. ¿Película? Big Fish (2004, Tim Burton).
Lo cierto es que esta ha sido la segunda vez que la veo, pero ha provocado en mí sentimientos incluso más fuertes y claros que la primera vez que tuve el placer de cruzarme con el Sr. Edward Bloom. En aquella ocasión todo fue muy imponente, confuso y delirante. Una historia acerca de la imaginación de un hombre, de su forma de escapar ante esta rutina que es la vida real. El caso es que en esos momentos me sentí muy identificado con él, pero tal vez era por las sensaciones del momento en sí, por su grandísimo final ("Man on the Hour" de Pearl Jam incluída), más que por su historia.
Hoy ha sido diferente.
Hoy sí que me he sentido como Edward en muchos momentos, e, incluso, he conseguido extrapolar algunos momentos a mi propia vida, lo que no sé si me ha asustado más que satisfecho. Sea como sea, la verdad es que ójala existieran muchos más como él. Muchos con una capacidad de abstracción tan grande que consiguen crear un mundo paralelo lleno de magia en el que terminan viviendo, desde su nacimiento hasta su muerte. Al margen de todo y todos.
Hacen falta soñadores empedernidos. Utópicos insaciables. Hombres y mujeres capaces de saltar sin red hacia sus sueños con la única ayuda y guía de sus sentimientos. En momentos como estos te das cuenta más que nunca que las películas son sólo la proyección de las frustraciones de los hombres, sus sueños irrealizables, sus miedos. Pero ¿de verdad son imposibles de conseguir o simplemente todo es un problema de normalización en el que todos nos vemos envueltos?
Días tras día vemos a nuestros familiares, amigos, conocidos, etc. luchar con más o menos suerte contra este proceso, y en un 99% de las veces salen perdiendo, dejando por imposible momentos, instantes, sensaciones todas ellas capaces de hacerles perder el sueño, y muchas otras veces, la cabeza.
Hace no mucho, en una noche como esta misma, compartía esta visión con un buen amigo. Él se encontraba en pleno proceso de normalización, en plena batalla. Hablamos y hablamos. Sueños, ideas, frases, pensamientos. Pasaron horas. Y creo que cuando esa conversación terminó ninguno de los dos sabíamos muy bien si habíamos conseguido hacer algo o si simplemente se trataba de llorarnos las penas el uno al otro. Afortunadamente, conseguimos algo muy grande.
Pocos días después de aquella noche la vida de mi amigo dio, posiblemente, el mayor vuelco de toda su vida. Mucho más grande de lo que cabía imaginar. Poco o nada importan las razones que le llevaron a hacer las cosdas que hizo. Lo realmente importante es que se dejó llevar por lo que sentía, por el mejor guía. Puede que la magia que está viviendo ahora y desde hace unos meses se termine en algún momento, pero nadie nunca podrá arrebatarle todos esos momentos que ya se ha ganado, todos esos sueños e instantes, toda esa magia. Y si se acaba su momento actual, sólo significará que está a punto de llegar el siguiente. Lo realmente importante es que no se dejó normalizar, no dejó la derrota en manos del tiempo. Ahora hay muchas otras cosas que quiere cambiar. Cosas que no sabe lo que traerán, pero sin duda, cosas que le abrirán las puertas a unn sinfín de nuevas sensaciones y momentos.
Supongo que esa filosofía es la que esconde Big Fish, y por ende, Edward Bloom. La vida se ve de distinto modo según el prisma por el que opte el protagonista. La vida es como es y nadie puede cambiarla, pero en ella todo es posible, hasta lo más increíble. En cierto modo, la clave está en saber de qué lado estás, si de la razón o del corazón.

FOTOGRAFÍA
Sapo y Chema en Amsterdam. Verano 2000

3 comentarios

juanvi -

puestos a decir algo sobre la normalización, se me ha ocurrido un simil entre la vida y la fisica. En la vida puesdes estar en reposo, en movimiento lineal o en movimeinto caótico.
El reposo es una mierda, dejar pasar el tiempo por tu vida y sin cambio, como multiplicar un año por 60 y quetdarte igual que estabas.
El movimiento caótico es el más divertido, el más alucinante, te hace sentir muy vivo y libre, vivir a tope, sin compromisos y ligaduras. Lo que pasa es que no avanzas y al final puedes acabar en el punto de reposo inicial, eso sí después de haberlo disfrutado. ¡que me quiten lo bailao!
El movimiento lineal implica moviento, cambios, pero ordenados, pasar etapas y entrar en otras nuevas.
Yo me quedo con el este último, en el que yo eligo la dirección del movimiento y con unas dosis de caos.
Gracias a los que hayan leido hasta aquí.
Resumiendo, "esto es como todo".
La peli me gustó mucho.
Un abrazo a todos, sobre todo a nuestro jamón de York.

cesare -

he aqui a un par de peter panes, señores. que el capitán garfio no les cace nunca...

chema -

en ocasiones hay gente que se tira al vacío, pero muchas veces existe un sentimiento de seguridad tal en lo que hace que no importa demasiado el golpe con la realidad, existen colchones, redes, sistemas de seguridad varios (todos imaginados, por supuesto) que los ponen cosas como la pasión, la emoción, la certeza de que todo va a ocurrir como queremos.
Muchas veces todo se va a la mierda, todo se estropea, no funciona como creíamos... pero, diossss, recuerdas aquellos momentos de alta tensión como los más importantes de tu vida (mar bandeja de plata, mar infernal)
ya que nos toca vivir en la normalización, metámosle un par de miligramos de lidocaina (me lo invento, pero suena bien) y un buen electroshock que dirían en Urgencias...